Hacia el cierre de 2024, la deuda global estableció un nuevo récord al rebasar los 100 billones de dólares, conforme a un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Este incremento ha sido principalmente causado por la subida de los costos de los intereses, despertando una preocupación creciente acerca de las decisiones que deben tomar los gobiernos y las empresas para gestionar sus finanzas. El aumento en las tasas de interés está obligando a los prestatarios a enfocarse en inversiones productivas, al tiempo que enfrentan retos derivados del incremento de la carga de la deuda.
Desde 2021 hasta 2024, los costos de intereses como porcentaje de la producción mundial llegaron a su punto más alto en dos décadas. Esta situación ha generado complicaciones para muchos países, cuyos gobiernos deben asignar una parte considerable de su Producto Interno Bruto (PIB) para cubrir los pagos de intereses. En promedio, las naciones que forman parte de la OCDE dedicaron aproximadamente el 3.3% de su PIB a estos pagos, una cifra que excede incluso lo que invierten en defensa, de acuerdo con el informe de la OCDE.
Pese a que los bancos centrales han iniciado recortes en las tasas de interés recientemente, los costos de los préstamos continúan siendo notablemente más elevados en comparación con los niveles previos a los aumentos iniciados en 2022. Esto implica que numerosos países están sustituyendo su deuda de bajo interés por deuda a un costo mayor, lo que podría seguir ejerciendo presión sobre las finanzas públicas en el futuro cercano. La combinación de elevados costos de financiamiento y una deuda en aumento plantea un panorama complejo para las naciones, que se ven forzadas a tomar decisiones difíciles en cuanto a sus prioridades de gasto.
Aparte de los elevados costos relacionados con los intereses, varios gobiernos también enfrentan gastos adicionales debido a la necesidad de invertir en infraestructuras y avanzar hacia economías más sostenibles. El envejecimiento poblacional y los compromisos internacionales sobre el cambio climático no hacen más que incrementar los desafíos económicos, puesto que los gobiernos deben dedicar mayores recursos para enfrentar estos problemas a largo plazo. La OCDE ha advertido que estos factores restringen la capacidad de los gobiernos para asumir más deuda, precisamente en un momento en el que la demanda de inversión es más apremiante que nunca.
Por otro lado, las naciones que enfrentan mayores complicaciones son aquellas con ingresos bajos y alto riesgo. Estas tienen dificultades para refinanciar sus deudas, ya que más de la mitad de sus obligaciones vencerán en los próximos tres años. La OCDE destaca que más del 20% de la deuda de estos países vencerá este año, lo que genera inquietud sobre su capacidad para conseguir financiamiento adicional a tasas razonables.
La situación es igualmente compleja para las empresas, que han incrementado su endeudamiento desde la crisis financiera de 2008, aunque no siempre para financiar inversiones en su desarrollo. La OCDE indica que muchas compañías han empleado sus deudas para refinanciar otras obligaciones o para distribuir dividendos a sus accionistas, lo que ha disminuido la inversión empresarial en diversas regiones del mundo.
La situación también es complicada para las empresas, que se han endeudado cada vez más desde la crisis financiera de 2008, pero no necesariamente para financiar inversiones productivas. La OCDE señala que muchas compañías han utilizado sus deudas para refinanciar otras obligaciones o para hacer pagos a sus accionistas, lo que ha reducido la inversión empresarial en muchas regiones del mundo.
La creciente carga de la deuda también pone de relieve la necesidad de que los mercados emergentes desarrollen sus propios mercados de capital local, para no depender tanto de los préstamos en divisas extranjeras. Sin embargo, los costos de los préstamos en dólares han aumentado significativamente, con tasas que pasaron del 4% en 2020 a más del 6% en 2024, alcanzando incluso el 8% en algunos mercados con mayor riesgo.
Por último, uno de los mayores retos a largo plazo será financiar la transición a una economía con emisiones netas cero, un objetivo ambicioso que requiere enormes inversiones. Según la OCDE, los mercados emergentes fuera de China enfrentan un déficit de inversión de hasta 10 billones de dólares para cumplir con los compromisos climáticos establecidos en el Acuerdo de París. La deuda resultante de estos esfuerzos podría aumentar significativamente la relación deuda/PIB en las economías avanzadas y en China en las próximas décadas.